Fiesta de los quince, también para ellos

En muchos países de Sudamérica existe la tradición de celebrar la llamada fiesta de los quince. Es como una puesta de largo para las niñas que cumplen esta edad, la cual parece que marca un límite entre la niña y la señorita que ya puede empezar a tener alguna cita y comenzar su andadura de mujercita.

Estas fiestas suelen ser por todo lo alto y se le suelen cumplir todo tipo de caprichos a la homenajeada, siempre dentro de las posibilidades de cada familia. Un buen ejemplo fue la famosa fiesta de los quince de una chica mexicana que, tras invitar por Internet a todo el mundo, acabó siendo el comentario de todas las redes sociales e incluso muchos famosos quisieron hacer acto de presencia.

Nosotros proponemos una fiesta de los quince especial, a bordo de un barco y repleta de actividades acuáticas. Una fiesta en Ibiza en la que la cual tanto la quinceañera como sus amigas disfruten de una experiencia única con todas las actividades que podemos ofrecer.

A bordo de un barco se puede llevar a cabo la mejor fiesta de los quince disfrutando de música y baile con sus amigas. Todo salpicado de actividades como arrastrables o incluso la posibilidad de volar por encima del agua. Incluso disfrutar nadando con Seabobs.

Ellos también quieren su fiesta

Y como estamos totalmente a favor de la igualdad, os recordamos que ellos también pueden tener su fiesta de los quince, tal como figura en el título del artículo. Y es que ellos también viven los cambios de la adolescencia y aunque no maduran tan rápido como las chicas, comienzan a cambiar de hábitos.

Pero, en cualquier caso, si ellas tienen su fiesta, ellos también deben de tenerla porque las actividades en el mar gustan a todo el mundo y es el mejor regalo que los padres pueden hacer a su hijo al llegar a esta edad.

¿Qué chaval no disfrutaría de una fiesta con actividades acuáticas volando sobre el agua con un Flyboard? Desde luego, sería un cumpleaños inolvidable ya sean los quince años, los dieciséis y cualquier otra edad.

Y una buena manera de hacerles ver que nos damos cuenta de que crecen y que hay que empezar a negociar nuevos térmicos en las relaciones padres e hijos, más acordes con lo que supone ser un adolescente. Algo que, por otra parte, puede precisar también de una escapada de ocio por parte de los padres para asumirlo mejor.