Muchas personas tienen reparos con las motos de agua debido a que suelen marearse solo con la idea de subirse a un barco. El mecer de las olas que para muchos tiene propiedades sumamente relajantes, para ellos supone estómago revuelto, sensación de que todo se mueve alrededor y dolores de cabeza.

Por eso, cuando se habla de una salida en motos de agua es lo primero que piensan: “Ni hablar, me voy a marear”. Los más atrevidos se compran sus pastillas y chicles para el mareo y vienen con la última comida más que digerida.

Pero no hay que tener este tipo de temores con las motos de agua, ya que estas no causan mareos. La sensación al pilotar una moto de agua no tiene nada que ver con la de estar a bordo de un barco, incluso si vas como acompañante no te vas a marear.

Así que olvídate de tus miedos y disponte a pasarlo en grande tanto como piloto como si viajes en la parte trasera de la moto, porque en ambos casos lo vas a disfrutar sin ningún tipo de problema.

Diversión asegurada en nuestras motos de agua

Una vez que te subas a una de nuestras motos de agua lo único que tendrá que preocuparte es pasarlo bien y eso, que sepamos, es algo que viene por sí mismo desde el primer momento de la experiencia.

Lo único que recomendamos es escoger bien la pareja con la que vamos a compartir la moto en el caso de viajar de dos en dos. Aquí hemos visto todo tipo de arreglos y de acuerdos:

-El arriesgado y el que se deja llevar: Uno de los dos adora la velocidad y pilotar mientras que el otro prefiere dejarse llevar. No tiene miedo de correr y de disfrutar pero prefiere no asumir demasiadas responsabilidades. Son una pareja perfecta, porque ambos podrán obtener lo que quieren.

-Los que comparten emociones: Los dos adoran correr y son auténticos adictos a la adrenalina. Lo suyo sería tener una moto propia, pero como pareja también se compenetran bien porque tanto cuando pilote uno como cuando pilote el otro, sabrán que no tienen que tener miedo a acelerar y disfrutar.

-Los que van de “tranquis”: Es el caso de dos personas que quieren un viaje tranquilo y que prefieren no realizar piruetas ni demasiadas extravagancias. Como ambos tienen claro que para soltar adrenalina no necesitan mucha velocidad, disfrutarán de un viaje a su justa medida.

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